domingo, 19 de junio de 2022

DON EFRAIN ARAYA EJEMPLO DE ECHAURREN 80

 BAUTIZANDO A QUIEN CONTINUARÍA SU OBRA




Al informarme del fallecimiento de Don Efraín Araya, vinieron a mi mente algunos recuerdos que son realmente atractivos.

 

Era la década del 60 en Talca, siglo pasado.

Nuestra casa en la 7 norte, entre 6 y 7 oriente, estaba impecable y muy bien arreglada; virutillada y encerada, ya que los dormitorios eran todos con piso de madera.

Una madera común y corriente, pero que virutillada y encerada, daba el aspecto de limpio.

Eran los días de las conferencias cristianas y los habitantes de la cuadra completa del barrio sabía aquello.

Los días anteriores a las conferencias, la dueña de casa que tenía por número 1379, había pedido prestadas a los vecinos: Sillas, mesas, sábanas, toallas, ollas, loza y servicio en general.

Al momento se le llamaba “Semana Santa” y tanto el viernes en la noche, como el sábado y domingo, había que estar muy arreglado para las distintas reuniones planificadas.

 El primero de la derecha es don Efraín Araya


¿QUÉ SUCEDIÓ EN NUESTRA CASA?

Un viernes por la mañana llegó una señora, que yo no conocía, para observar la pieza en donde alojaría su hijo ese fin de semana.

Se le mostró la cama donde dormiría y manifestó con preocupación que tal vez no cabría en ella, porque su hijo es alto y como era alto, debía dormir solo. La cama era de 1 plaza.

Nuestros catres eran todos de bronce y un tanto amarillentos. Estos, tanto en la cabecera como en los pies, había como una especie de reja también de bronce, en donde se colocaba la almohada en la cabecera y al final, el colchón sobre el somier tocaba aquella reja metálica.

 

CAMBIO DE CAMA

Rápidamente concurrí donde la Sra. Ana Lara, que era hermana de don Melitón Lara de Constitución. Ella vivía frente a la plaza de Las Heras. La intención consistía en llevar la cama más larga que tenía la cual usaba su esposo.

Así fue como “en andas” y después de más de 5 viajes, trasladé el catre, somier, colchón y frazadas hasta la casa N° 1379.

De esta forma se colocó el catre largo y sin límites metálicos en los pies.

 

TERMINA LA REUNIÓN DEL VIERNES EN LA NOCHE

En la noche y después de la reunión que hubo en el local evangélico de la 3 oriente entre 6 y 7 norte, todas las visitas que habían llegado a la ciudad de distintas partes de Chile, partieron a las casas que los recibían.

A nuestra casa llegaba además de Talcahuano un pescador que traía siempre una corvina. Se llamaba Isidoro Mendoza.

Así fue como concurrió a la casa de la 7 norte, don Efraín Araya que era la persona más alta del grupo.

Aun cuando la cama era larga, debió dormir un tanto encogido para que sus pies no queden al aire.

Durante muchos años y cuando se hacían las conferencias en Talca, se desarrollaba el mismo plan y todo el barrio estaba en alerta por si se les solicitaba algún implemento que faltara.

 

LOS AÑOS PASARON

Con el paso del tiempo, en una conferencia yo andaba con una grabadora con una cinta propia de aquellos tiempos y aun cuando era un estudiante de 2do medio, 4to año de humanidades de aquel entonces, me dediqué a entrevistar a los concurrentes.

Cuando le tocó el turno a Don Efraín, le pregunté respecto de qué le había parecido las conferencias, especialmente aquel ministerio de don Eliecer Parada, acerca del ejemplo que debía todo creyente mostrar en su entorno.

El entrevistado manifestó lo siguiente:

“Lo importante de estas conferencias es que se nos ha dado las herramientas para ser verdaderas iluminarias en este mundo en donde solo abunda el pecado.

Quiera Dios que volvamos con aquel espíritu que hemos aprendido en estos días”

Por favor acláreme lo siguiente ¿Es iluminaria o luminaria?

Nunca olvidé su respuesta la cual está grabada. Esta quedó en uno de los baúles del recuerdo de aquella propiedad de Talca.

Ojalá algún día se pueda escuchar, ya que la casa de la 7 norte N° 1379 en Talca, no existe; fue demolida y derrumbada. Pero tengo la información que un joven de Talca ha logrado rescatar algunas grabaciones.

 

LUMINARIAS

Se vivía el año 1972 y estando en Echaurren 80 participando de la Cena del Señor, me di cuenta de que, el que estaba orando era Don Efraín, el mismo de las luminarias.

Al terminar la reunión lo fui a saludar y ahí capté que ya estaba casado y tenía una gran familia.

Por lo que me habló su único objetivo era ser un ejemplo y una señal elocuente para las nuevas generaciones.


De izquierda a derecha es el primero que está atrás.